Cuando llegas a Ciudad de México las posibilidades para disfrutar de nuestro tiempo libre en destino se multiplican. Y si queremos encontrar un lugar inolvidable, ése es sin duda el yacimiento arqueológico de las Pirámides de Teotihuacán, la Ciudad de los dioses, declarado patrimonio de la humanidad por la Unesco el 1987.
Podemos tomar -en estos países es mejor no “coger”- el metro hasta la Terminal de la Central del Norte y desde allí un autobús hasta San Juan de Teotihuacán. Tardaremos una hora y media y es la opción más barata (unos 110 pesos). Otra opción más rápida es ir en taxi (que sea el hotel el que os lo consiga para mayor seguridad). Se tarda una hora y el precio es de 500 pesos aproximadamente. El precio de la entrada al yacimiento es de 70 pesos.
Hay tours que incluyen transporte, guía, entradas y comida así como posibilidad de recorrerlo en bicicletas de alquiler e incluso en globo. Imprescindible llevar agua, gorro, ropa cómoda y zapatillas. ¡nos esperan muchas escaleras!
Hay tres puertas de acceso a la Ciudad de los Dioses, llamada así porque era el lugar donde los reyes se transformaban en dioses al morir. Entramos por la puerta 1 para recorrer los 4 kilómetros que ocupa la Calzada de los Muertos hasta llegar a la Pirámide de la Luna. Pasamos por varios santuarios como el Templo de la Serpiente Emplumada, en la que recientemente se han encontrado cámaras mortuorias que daban acceso al inframundo según la creencia de ésta civilización prehispánica. Seguimos por el Templo de la Agricultura y varios conjuntos arquitectónicos como Atetelco y Tetlita. Y terminamos en la zona de las pirámides, una distribución geométrica en forma de cuadrilátero y una quinta pirámide en el centro, esta última es interpretada como la unión del Cielo y la Tierra.
Subimos a la pirámide de la Luna, dedicada a la diosa del agua y la fertilidad, y a continuación a la pirámide del Sol, la mayor construcción del conjunto con 65 metros de altura y 248 escalones, y aprovechamos el trayecto entre ambas para comprar algún suvenir a los vendedores que hay a lo largo de toda la Calzada. La vista es espectacular, pero después de 5 horas sin parar, necesitamos reponer fuerzas.
Decidimos comer en San Juan de Teotihuacán. Hay muchos restaurantes y bares distribuidos por todo el pueblo. Decidimos comer en el restaurante El Jardín un molcajete, con un estupendo ambiente mexicano y una comida tradicional.
Regresamos al hotel. Hay que descansar para volar al día siguiente.
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